Editorial del primer número de "El Quebranto"
Son señalados los que no quieren alinearse: el albañil empareja con su cuchara de tal forma que las paredes quedan lisas, serviles y sirvientes de las necesidades de los que realmente las viven y habitan. De un lado de la línea nos quedamos atrapados los que hemos sido reducidos a meros materiales del confort de los habitantes. Hemos sido orillados a eso, a la resignación de la sombra, al olvido, cegados por la obscuridad, a quedarnos quietos, expectantes.
Los que suscribimos este periódico hemos decidido romper cadenas y salir de las prisiones intempestivas de la apatía, de la conformidad; sin otro propósito que el de volvernos agentes de nuestro propio destino, consientes de que ello no puede ser labor de individuos aislados que deseen emanciparse, sino que es necesariamente una construcción colectiva.
Sabemos que no hay salida: ya nos lo han dicho hasta la nausea, que todas las puertas están cerradas, pero el simple recuerdo de la luz, la tenue esencia de la libertad, nos lleva a intuir que existe algo más allá de estas cárceles, y que eso es la vida.
Sobre estos objetivos iniciamos nuestro trabajo editorial. Nuestra posición: la crítica libertaria que no cede a autoridad alguna o a la resignación. Ante la urgencia de revivir la política en los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras, nos imponemos la tarea con estas letras de quebrar las posiciones que se enseñorean como serias, correctas y estables pero que sólo ocultan su temor a la transformación, al cambio. Con nuestra crítica y acción, buscamos transgredir el orden desatinado y sin razón. eQ
Son señalados los que no quieren alinearse: el albañil empareja con su cuchara de tal forma que las paredes quedan lisas, serviles y sirvientes de las necesidades de los que realmente las viven y habitan. De un lado de la línea nos quedamos atrapados los que hemos sido reducidos a meros materiales del confort de los habitantes. Hemos sido orillados a eso, a la resignación de la sombra, al olvido, cegados por la obscuridad, a quedarnos quietos, expectantes.
Los que suscribimos este periódico hemos decidido romper cadenas y salir de las prisiones intempestivas de la apatía, de la conformidad; sin otro propósito que el de volvernos agentes de nuestro propio destino, consientes de que ello no puede ser labor de individuos aislados que deseen emanciparse, sino que es necesariamente una construcción colectiva.
Sabemos que no hay salida: ya nos lo han dicho hasta la nausea, que todas las puertas están cerradas, pero el simple recuerdo de la luz, la tenue esencia de la libertad, nos lleva a intuir que existe algo más allá de estas cárceles, y que eso es la vida.
Sobre estos objetivos iniciamos nuestro trabajo editorial. Nuestra posición: la crítica libertaria que no cede a autoridad alguna o a la resignación. Ante la urgencia de revivir la política en los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras, nos imponemos la tarea con estas letras de quebrar las posiciones que se enseñorean como serias, correctas y estables pero que sólo ocultan su temor a la transformación, al cambio. Con nuestra crítica y acción, buscamos transgredir el orden desatinado y sin razón. eQ