Desalojo DE DÍA DE REYES: EL ESTADO policiaco DE MIGUEL ÁNGEL MANCERA Y LA LUCHA CONTRA LAS REFORMAS
Este 5 de
enero, Miguel Ángel Mancera dio inicio a un año de represión y violencia de
clase. Bulldozers, toletes, amenazas, son los principales instrumentos del
gobierno capitalino desde que asumió el cargo. Como regalo de Día de Reyes, los
maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación recibieron
el violento desalojo del plantón que mantenían en el Monumento a la Revolución.
El Distrito Federal ha sido el epicentro del descontento social en contra de
las reformas neoliberales; el mando perredista, un vulgar títere del gobierno
federal y de la burguesía.
En agosto pasado, los maestros de diversas secciones estatales de la CNTE se trasladaron al Distrito Federal con el fin de iniciar lo que sería una larga jornada de protesta en contra de la reforma educativa. Después de tomar por asalto la entrada del Congreso de la Unión, y de este modo forzar el inicio de la negociación, instalaron un plantón en el Zócalo con el fin de organizar ahí las movilizaciones que presionarían a los legisladores y al gobierno federal para echar atrás la ignominiosa reforma. Sin embargo, a mediados de septiembre, en un operativo conjunto de las policías federal y capitalina, con gran lujo de violencia, se desmanteló el plantón del primer cuadro de la Ciudad. Los profesores fueron forzados a replegarse en el Monumento a la Revolución sin nada más que lo que podían cargar en sus bolsillos durante la corretiza; sin cobijas, sin lonas, sin comida, sin agua. Y ahí, con la solidaridad de estudiantes y otros trabajadores, y gracias a la llegada de maestros de otras latitudes, pudo reconstruirse el plantón que hoy, cinco de enero, ha sido nuevamente destruido por la policía.
El conjunto de reformas estructurales que el gobierno federal ha estado implementando los últimos años, las reformas al Seguro Social, a la Ley Federal del Trabajo y a los artículos tercero y veintisiete constitucionales, han provocado un gigantesco descontento social a lo largo y ancho del país. En todas partes, los gobiernos han respondido a la organización popular negociando con migajas y con mano de hierro, repartiendo al por mayor balas de goma y toletazos para encerrar y amedrentar a los disidentes. Así, la capital del país, gobernada por un partido que se reclama de izquierda, desde el 2008, y especialmente, desde el 1 de diciembre del 2012, ha encabezado la ola de represión; en sus cárceles pululan los presos políticos y no hay manifestación que no acabe en violencia policiaca y detenciones arbitrarias. Ese es el gobierno del PRD (MORENA y organizaciones afines no han criticado una sola vez la política represiva del GDF), esa la supuesta oposición al neoliberalismo y a la derecha enclavada en el gobierno federal.
En agosto pasado, los maestros de diversas secciones estatales de la CNTE se trasladaron al Distrito Federal con el fin de iniciar lo que sería una larga jornada de protesta en contra de la reforma educativa. Después de tomar por asalto la entrada del Congreso de la Unión, y de este modo forzar el inicio de la negociación, instalaron un plantón en el Zócalo con el fin de organizar ahí las movilizaciones que presionarían a los legisladores y al gobierno federal para echar atrás la ignominiosa reforma. Sin embargo, a mediados de septiembre, en un operativo conjunto de las policías federal y capitalina, con gran lujo de violencia, se desmanteló el plantón del primer cuadro de la Ciudad. Los profesores fueron forzados a replegarse en el Monumento a la Revolución sin nada más que lo que podían cargar en sus bolsillos durante la corretiza; sin cobijas, sin lonas, sin comida, sin agua. Y ahí, con la solidaridad de estudiantes y otros trabajadores, y gracias a la llegada de maestros de otras latitudes, pudo reconstruirse el plantón que hoy, cinco de enero, ha sido nuevamente destruido por la policía.
El conjunto de reformas estructurales que el gobierno federal ha estado implementando los últimos años, las reformas al Seguro Social, a la Ley Federal del Trabajo y a los artículos tercero y veintisiete constitucionales, han provocado un gigantesco descontento social a lo largo y ancho del país. En todas partes, los gobiernos han respondido a la organización popular negociando con migajas y con mano de hierro, repartiendo al por mayor balas de goma y toletazos para encerrar y amedrentar a los disidentes. Así, la capital del país, gobernada por un partido que se reclama de izquierda, desde el 2008, y especialmente, desde el 1 de diciembre del 2012, ha encabezado la ola de represión; en sus cárceles pululan los presos políticos y no hay manifestación que no acabe en violencia policiaca y detenciones arbitrarias. Ese es el gobierno del PRD (MORENA y organizaciones afines no han criticado una sola vez la política represiva del GDF), esa la supuesta oposición al neoliberalismo y a la derecha enclavada en el gobierno federal.
Por todo ello,
no nos extraña el desalojo de esta noche de Reyes. El magisterio democrático ha sido la punta de
lanza en esta lucha contra las reformas hambreadoras, el magisterio ha sido el único sector que ha mantenido una
férrea resistencia incluso contra la represión más brutal. A contrapelo de
MORENA y del tristemente derrotado Sindicato Mexicano de Electricistas, la CNTE
mantiene su independencia política como bandera y no se ha dejado convencer por
negociaciones con miras electoreras a seis años. Aunque su dirigencia
burocratizada ha cometido errores, la calle no ha dejado de ser el principal
escenario de su lucha, y esa es la causa del desalojo de hoy.
No obstante, las condiciones de este desmantelamiento ya estaban dadas, el plantón era vulnerable porque había en él muy pocos maestros y ya sin demasiada convicción de mantenerse. Nos parece que esto se debe a varias razones: primera, la estrategia entreguista de la burguesía nacional y sus aliados (PRD, MORENA, PT, etc.), que pretendieron subordinar la lucha de los maestros a la campaña electoral de AMLO, que iniciaba con su supuesta resistencia contra la Reforma Energética. Los sindicatos plegados a la política de esas organizaciones jamás se solidarizaron de manera decidida con el magisterio en virtud de esa política cobarde. La segunda razón corresponde al gremialismo que aún permea en la misma CNTE y que le impidió llamar sistemática y organizadamente a extender la huelga a otros sectores de trabajadores, confiando demasiado en su capacidad de presionar en las calles; esta estrategia terminó dejándole el campo abierto a las facciones más burocratizadas de la dirigencia para llevar la negociación por caminos que resultaban oscuros para la base magisterial. El plantón dejó de tener el efecto esperado.
Con todo, no debemos perder de vista que la responsabilidad de la represión recae completamente en el Estado. Un Estado que, naturalmente, no es más que el instrumento de las clases dominantes para mantener su orden basado en la explotación. Los hechos actuales nos muestran que no hay diferencia entre PRI, PAN y PRD, pues los tres partidos han basado sus administraciones en la violencia de clase. Hoy, en virtud de la crisis mundial del sistema capitalista, el Estado saca en todos lados su verdadero rostro: el de la muerte, la ignominia y la brutalidad policiaca. El parlamento, las elecciones y las libertades civiles de pronto se develan como golpes, persecución y cárcel para todo aquel que disienta mínimamente del orden establecido. En estas circunstancias, es cada vez más obvio que sólo la independencia de toda la clase obrera organizada, que sea capaz de extender las luchas a todos los sectores y de levantar masivas huelgas generales, podrá echar atrás las reformas estructurales y con ello derrotar al estado policiaco que hoy gobierna la capital y a todo el país.
Repudiamos absolutamente el actual desalojo así como toda la política represiva de los gobiernos federal y capitalino; reiteramos nuestra completa solidaridad con el magisterio y con su digna lucha en contra de unas reformas que nos reducen a todos a esclavos del capital.
Izquierda Revolucionaria Internacionalista-Buenaventura Durruti
"Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones"
No obstante, las condiciones de este desmantelamiento ya estaban dadas, el plantón era vulnerable porque había en él muy pocos maestros y ya sin demasiada convicción de mantenerse. Nos parece que esto se debe a varias razones: primera, la estrategia entreguista de la burguesía nacional y sus aliados (PRD, MORENA, PT, etc.), que pretendieron subordinar la lucha de los maestros a la campaña electoral de AMLO, que iniciaba con su supuesta resistencia contra la Reforma Energética. Los sindicatos plegados a la política de esas organizaciones jamás se solidarizaron de manera decidida con el magisterio en virtud de esa política cobarde. La segunda razón corresponde al gremialismo que aún permea en la misma CNTE y que le impidió llamar sistemática y organizadamente a extender la huelga a otros sectores de trabajadores, confiando demasiado en su capacidad de presionar en las calles; esta estrategia terminó dejándole el campo abierto a las facciones más burocratizadas de la dirigencia para llevar la negociación por caminos que resultaban oscuros para la base magisterial. El plantón dejó de tener el efecto esperado.
Con todo, no debemos perder de vista que la responsabilidad de la represión recae completamente en el Estado. Un Estado que, naturalmente, no es más que el instrumento de las clases dominantes para mantener su orden basado en la explotación. Los hechos actuales nos muestran que no hay diferencia entre PRI, PAN y PRD, pues los tres partidos han basado sus administraciones en la violencia de clase. Hoy, en virtud de la crisis mundial del sistema capitalista, el Estado saca en todos lados su verdadero rostro: el de la muerte, la ignominia y la brutalidad policiaca. El parlamento, las elecciones y las libertades civiles de pronto se develan como golpes, persecución y cárcel para todo aquel que disienta mínimamente del orden establecido. En estas circunstancias, es cada vez más obvio que sólo la independencia de toda la clase obrera organizada, que sea capaz de extender las luchas a todos los sectores y de levantar masivas huelgas generales, podrá echar atrás las reformas estructurales y con ello derrotar al estado policiaco que hoy gobierna la capital y a todo el país.
Repudiamos absolutamente el actual desalojo así como toda la política represiva de los gobiernos federal y capitalino; reiteramos nuestra completa solidaridad con el magisterio y con su digna lucha en contra de unas reformas que nos reducen a todos a esclavos del capital.
Izquierda Revolucionaria Internacionalista-Buenaventura Durruti
"Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones"