Movimientos Democráticos en la UNAM (1972-1980).
El Autogobierno de la Escuela Nacional de Arquitectura; I/VI.
Alfredo Macías Narro.
230810.
III
En la Escuela Nacional de Arquitectura, desde 1966, un grupo de estudiantes había incorporado a tres profesores de la Facultad de Economía y a uno de Filosofía, para romper con el monopolio de los arquitectos-empresarios que enseñaban en la escuela. El Movimiento del 68 trajo, como una consecuencia inmediata, la línea de trabajo-estudio autogestiva, vinculada a las necesidades populares más urgentes, a diferencia de los ejercicios teóricos y caprichosos. Orgullosamente, nació la primera brigada constituida por trabajadores, profesores y estudiantes, con el apoyo relativamente exitoso del pueblo de Topilejo.
Así inició formalmente, el 11 de abril de 1972, un largo proceso de lucha académico-política, culmina ndo con la aprobación del Plan de Estudios de Autogobierno de la ENA-UNAM, cuya estructura manifestaba una novedosa manera de concebir el proceso de enseñanza aprendizaje de la arquitectura, aprobado por el Consejo Universitario en 1976.
“En el mes de abril de 1972 se define en la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad (Nacional) Autónoma de México, (ENA-UNAM) un movimiento académico, pedagógico y administrativo, que plantea la urgente necesidad de cambio en los planes de estudio, en los modelos de enseñanza-aprendizaje y en los organismos administrativos para adecuar la formación de los arquitectos a una realidad que hasta la fecha fue ignorada en la escuela. La enseñanza toma otro rumbo distinto, basado en los objetivos planteados por esta corriente renovadora llamada AUTOGOBIERNO…” [1]
Este plan de estudios, se orientaba al cumplimiento de los objetivos centrales del Autogobierno, puestos de manifiesto públicamente, encaminados a formar un nuevo profesional de la arquitectura, acorde con los acuciantes problemas sociales, particularmente, los de vivienda popular; asimismo, se buscaba democratizar la enseñanza y las formas de gobierno de la institución y aportar a la Universidad un modelo viable, para su transformación en una Universidad científica, redefiniendo su orientación político-social democrática, vinculada a las luchas populares.
Los SEIS OBJETIVOS, determinados democráticamente por la comunidad autogobiernista, fueron proclamados en asamblea plenaria el 11 de abril de 1972, siendo:
· TOTALIZACIÓN DE CONOCIMIENTOS.
El estudiante debe comprender las repercusiones sociales, económicas y políticas durante la adquisición de sus conocimientos y dentro de su práctica que desarrollen en la sociedad por transformarla.
· DIÁLOGO CRÍTICO.
El proceso educativo debe ser un constante diálogo en el cual se analice y se critique, y en donde el profesor y estudiante participen activamente y es así como el profesor dejará de ser un emisor y el alumno un simple receptor.
· CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD NACIONAL.
En la medida que el hombre conozca y comprenda la realidad nacional de su época, podrá interferirla y transformarla, no será un simple espectador, sino que será un ser activo, crítico y transformador.
· VINCULACIÓN AL PUEBLO.
Nuestros conocimientos deberán ser enfocados a la solución de necesidades de la población obrera, campesina, colonos y pueblo en general, en el camino de desarrollar la educación con y junto al pueblo.
· PRAXIS.
Es la capacidad de demostrar si nuestros conocimientos son correctos, mediante la asimilación crítica de los resultados objetivos de nuestra práctica social; luchamos porque la teoría, la podamos comprobar, además de enriquecerla con la práctica.
· AUTOGESTIÓN.
Que seamos seres capaces de gobernar nuestras propias vidas, de elegir nuestras tareas dentro de esta sociedad y que nuestros destinos no dependan de otros o de las circunstancias. La autogestión, es la forma viva y crítica del pensamiento militante y activo, es la conciencia de lo que significa estudiar, conocer y actuar dentro de una perspectiva de cambio de las estructuras sociales.
El Autogobierno de la ENA, fue un movimiento educativo intenso que, precisamente a través de sus propuestas académicas, políticas y administrativas, se convirtió en la respuesta universitaria a un obsoleto sistema educativo, que rápidamente trascendió las fronteras del área metropolitana y después las nacionales, convertiéndose en un parteaguas de la enseñanza-aprendizaje de la arquitectura, siendo modelo a seguir por otras escuelas de arquitectura, nacional e internacionalmente.
Su incursión en concursos internacionales de arquitectura, fue muy exitosa; la intensa y comprometida participación del sector académico, permitió la factura de interesantes publicaciones que, generalmente, adquirían importancia didáctica para el estudiante. Al romper con la vieja costumbre de subordinación en la relación profesor-alumno, se formaron generaciones de arquitectos críticos y propositivos, de la realidad de ese momento histórico; mediante la vinculación popular, se atendieron infinitas demandas urbano-arquitectónicas de la población más desprotegida, lo mismo en la Ciudad de México, que en el interior de la República.
“El estudiante autogobiernista se sentía comprometido con el sector de la sociedad para la que trabajaba con base en temas reales, y gustosamente acudía ya fuese a la colonia Héroes de Padierna[2] o a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a colaborar con la solución de problemas urbanos o arquitectónicos…”[3]
[1] Introducción a la Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[2] Colonia popular del sur de la Ciudad de México, con alto índice de marginalidad. (N. del A.)
[3] “La Escuela Nacional de Arquitectura a 30 años de autogobierno”. Óscar A. Santa Ana Dueñas/Egresado de la ENA/AUTOGOBIERNO. www.esmas.com/cultura/identidades/230931.html.
Fuente: http://es.shvoong.com/social-sciences/education/2045223-movimientos-democr%C3%A1ticos-en-la-unam/#ixzz2KuauHiOJ
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IV
El Autogobierno fue una experiencia académico-política-administrativa que logró, por méritos propios y pese al constante e indiscriminado bloqueo por parte de las autoridades, demostrar que sí era posible la renovación y actualización de los esquemas didácticos universitarios, al contemplar una enseñanza aprendizaje totalizadora de los conocimientos, considerando la praxis y la autogestión, como elementos fundamentales de la misma.
De acuerdo con la visión política y la postura académica del Mtro. Alberto Híjar Serrano, la definición del Autogobierno, propiamente como tal, la dio la línea anarquista del joven profesor Germinal Pérez Plaja, cuando advirtió la insuficiencia de “tomar” la dirección de la escuela, porque de lo que se trataba era de tomar el poder. Revueltas, por su parte, llamaba a no confundir esto con el Autogobierno pero, en la práctica, “… la línea principal de reivindicar la PRAXIS como adopción de problemas reales para su solución urbana y arquitectónica, significa una educación como la soñada por Revueltas que exigió una especie de federación colegiada de talleres a la manera de cómo serían los poderes de un gobierno anarquista”.[1]
El Autogobierno resultó en una forma de autogestión, que alcanzó resonancia internacional, sobre todo por los premios concedidos por la Unión Internacional de Arquitectos. El llamado del Che Guevara, al clausurar el encuentro de la UIA (Unión Internacional de Arquitectos) en La Habana en 1964, arraigó en el Autogobierno el proceso de apropiación de las técnicas en beneficio de las necesidades populares; (De aquí nació la fraterna relación con Fernando Salinas y Roberto Segre, los dos grandes impulsores en Cuba de la visión de crear una arquitectura para el tercer mundo).
Se trataba, en esencia, de determinar una concepción educativa que abandonase las prácticas educativas y profesionales, de carácter retórico y academicista, para transformarse en una educación generadora de conciencia, en los alumnos y entre los docentes, que fuese renovadora, racional y dinámica en sí misma, dotada de un sentido de historicidad y con visión de futuro.
De acuerdo con lo anterior, se realizaron agudos pronunciamientos de orden académico-pedagógico, con gran significado político, por muchos otros destacados profesores de la ENA-AUTOGOBIERNO, por ejemplo:
“… tomar la realidad socio-económica como una cuestión objetiva con un carácter dinámico y que esto nos sirva como punto de partida para la objetivación de la enseñanza y para poder plantear programas teórico-prácticos, de cuyos resultados pueda obtenerse un egresado en condiciones óptimas de profesionalidad, capaz de desarrollar con vigor las funciones del arquitecto; del mismo modo se podría prever en aquél punto de partida los posibles cambios dentro de esa realidad, como resultado de la actuación de los sujetos egresados del mecanismo de enseñanza”.[2]
Al decir de Alberto Híjar Serrano:
“El poder de subsunción del capitalismo, la incapacidad para generar relevos en los mandos, la comodidad acrítica del posmodernismo, la privatización furtiva y abierta de la educación superior, obstaculiza la continuidad de la dialéctica práctica entre autonomía, autogestión y autogobierno. Pero no la invalida, sino todo lo contrario”.[3]
Encarar, por parte del estudiante, esta nueva visión autogestiva de su proceso de formación, como arquitecto y como persona, conciente, libre y crítica de su tiempo y de sus circunstancias le lleva, de entrada, a abandonar la calidad de receptor pasivo en el acto de la enseñanza-aprendizaje y adentrarse en la integración de un nuevo papel activo, apoderándose del campo de las decisiones que le corresponde; entre las primeras decisiones cruciales, estaba el apostar por la opción que se configuraba en el Autogobierno, pese a la represión y el hostigamiento de los profesores reaccionarios que, obviamente, no compartían el proceso puesto en marcha.[4]
La división entre esta visión política, educativa y administrativa y la postura educativa tradicional, se dio desde ese primer momento, para no abandonarlo jamás. La parte “oficial”, es decir, la representación de la dirección de la ENA, inició un tan lastimero, como inútil periplo extra-muros, que se prolongaría por meses.
Los que nos quedamos, empezamos la ardua tarea de buscar un real significado a nuestra formación profesional. Planteado el marco teórico en el que se aventura el entonces joven movimiento autogobiernista, se enfocaron los esfuerzos a la búsqueda de temas reales, que nos permitieran vincularnos con obreros, campesinos, colonos, barrios marginales y, en general, con las clases explotadas del país, de tal manera de comenzar a implantar esta nueva manera de abordar la enseñanza-aprendizaje de la arquitectura, en concordancia con los Seis Objetivos planteados.
En este tenor, hasta el mes de septiembre de 1973, las opciones encontradas de vinculación popular ofrecían al Autogobierno (salvo alguna excepción, como la extraordinaria integración lograda por los compañeros del Taller 2, con los colonos del barrio marginal, denominado “Campamento 2 de octubre”, en el perímetro de la delegación Iztacalco, D. F. y que fue definitorio del trazo urbano actual del mismo, hoy oficialmente llamada colonia Benito Juárez.) pocas posibilidades reales de concreción.
[1] "Hora de la Autogestión". Docto. del Taller de Construcción del Socialismo. Alberto Híjar S. Octubre/2008.
[2] González Lobo, Carlos: En “Integración de la Enseñanza a la Realidad”. Conferencia dictada en octubre de 1968; ENA-UNAM.
[3] Op. Cit.
[4] N. del A. (Yo mismo me encontraba en esa situación, como estudiante de primer ingreso en ese 1972).
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V
Los que nos quedamos, empezamos la ardua tarea de buscar un real significado a nuestra formación profesional. Planteado el marco teórico en el que se aventura el entonces joven movimiento autogobiernista, se enfocaron los esfuerzos a la búsqueda de temas reales, que nos permitieran vincularnos con obreros, campesinos, colonos, barrios marginales y, en general, con las clases explotadas del país, de tal manera de comenzar a implantar esta nueva manera de abordar la enseñanza-aprendizaje de la arquitectura, en concordancia con los Seis Objetivos planteados.
Una gran oportunidad, se presentó en octubre de ese año (1973), cuando se apersonaron en la ENA- AUTOGOBIERNO un grupo de obreros, provenientes del complejo industrial ubicado en Cd. Sahagún, Hgo., líderes sindicales de tres agrupaciones gremiales, (correspondientes a las empresas Diesel Nacional, S. A. <DINA>, Siderúrgica Nacional, S. A. <SIDENA> y Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril <CNCF>), planteando de manera directa, la necesidad de vivienda para los trabajadores agremiados, mediante la aplicación de fondos otorgados por el Instituto Nacional del Fondo de Vivienda para Trabajadores (INFONAVIT).
lo anterior, generó las siguientes interrogantes.
EN LO POLÍTICO:
· ¿Cómo establecer la vinculación con los trabajadores?
· ¿Cómo ganar la confianza de la base trabajadora?
· ¿Cómo se debe entender la participación de los trabajadores de base en el tema?
· ¿De qué índole fue la relación con el Infonavit?
· ¿Qué hacer con los honorarios pagados por el Infonavit, por el trabajo de diseño?
EN LO ACADÉMICO:
· ¿Cómo establecer la organización de la ENA-AUTOGOBIERNO?
· ¿Qué tiempo académico destinar al tema?
· ¿Cómo establecer el proceso autogestivo con la planta docente?
¿Cómo manejar la Autogestión, en la incipiente estructura de la ENA-AUTOGOBIERNO?
· ¿Cómo demostrar y validar el aprendizaje individual autogestivamente logrado?
Tales problemas, eran impredecibles, dada la carencia de experiencias semejantes. El paso del tiempo y la maduración del manejo del propio tema, por parte del GEP-2, fue demostrando que, algunos de los supuestos teóricos de partida, iban quedando rebasados por las exigencias de la realidad.
“Aprendemos comprometiéndonos con la realidad”
GEP-2 [1]
Responder a las interrogantes planteadas, exigió un esfuerzo extraordinario al grupo, para establecer las condiciones de vinculación y colaboración suficientes con la base trabajadora, al tiempo que conciliarlas con la finalidad de dar sustento a uno de los objetivos básicos de la ENA-AUTOGOBIERNO y era la vinculación con el pueblo. Este postulado presentó, (originariamente en este tema y posteriormente en los sucesivos, al recuperar y difundir entre la comunidad de la ENA-AUTOGOBIERNO las experiencias organizadas) de inicio, un problema político-ideológico importante y era que, durante largo tiempo, solamente hubo contacto con las cúpulas sindicales (las comisiones de vivienda de los tres gremios sindicales, aunque el oficialista sindicato de la CNCF se retiró de la agrupación).
Por otra parte, en la ENA-AUTOGOBIERNO, se enfrentaba el problema de dilucidar si era correcto entablar relación con el Infonavit, organismo gubernamental de la administración del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, cuestionado severamente por su responsabilidad en las masacres del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971. Este problema fue superado, por la constante comunicación, establecida democráticamente al interior de la escuela; al respecto, se hizo ver a las claras que, la relación vinculatoria, era con los obreros, no con el Infonavit.
“… se acordó, en pleno ejercicio democrático de los interesados, que durante el inicio de las negociaciones con el Infonavit, la escuela será el Asesor Técnico de los trabajadores y correspondería a ellos el determinar, llegado el caso, la conveniencia de nuestra participación (…) buscar la vinculación con ellos en la medida que nuestra colaboración y trabajo fuera útil para sus propios intereses; en este caso, las viviendas”.[2]
Este problema, fue resuelto por el GEP-2/Supervisión, marcando una nueva pauta en los procesos académicos, trasladándose a vivir a Cd. Sahagún y trabajar en la supervisión de la construcción física de las 140 viviendas; comenzó a lograr paulatinos pero significativos acercamientos directamente con la base trabajadora, (con la oposición de los politiqueros técnicos del Infonavit y de las nuevas cúpulas sindicales), al mostrar los avances de los trabajos en asambleas cada vez más concurridas y organizando visitas al sitio de la obra y, lo más importante, haciendo del conocimiento pleno de la base trabajadora que el interés político de la ENA-AUTOGOBIERNO estribaba, justamente, en la vinculación con la clase obrera, como tal:
“… en la medida que los propios trabajadores habían solicitado nuestra participación en el problema, se consideró que el único punto de unión con ellos sería la demostración objetiva de nuestra capacidad técnica, ya que el interés era de vincularnos con la clase obrera (…) Es cierto también, que la vinculación, como objetivo del Autogobierno representa implicaciones políticas e ideológicas, además de las académicas”.[3]
[1] Siglas por Grupo Experimental Piloto No. 2
[2] Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[3] Contreras Rodríguez Silvia y otros. Op.cit.
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VI
Los segundo y tercer problemas, (planteados en la entrega anterior), fueron superados mediante la comunicación dialógica con la base trabajadora, ganando su confianza y se logró poder intercambiar puntos de vista, de la línea política a seguir en la relación conjunta con el Infonavit, con lo que se pudo, igualmente, fortalecer la interdependencia con los trabajadores y estrechar los lazos de vinculación política, esperados desde el inicio de la experiencia.
La participación de la base trabajadora, consistió fundamentalmente en, por una parte, esforzarse en entender la problemática que encerraba la solución política, aparte de la técnica, a sus requerimientos de vivienda y, por la otra, como consecuencia del trabajo de acercamiento y sensibilización realizado por el GEP-2, muchas veces de manera informal, los trabajadores de base exigían con firmeza y claridad a sus comisionados de vivienda rendición de cuentas y entrega de resultados.
Con respecto del cuarto problema, es decir, la relación con el Infonavit, la ENA-AUTOGOBIERNO manifestó con toda claridad su postura:
“… el éxito o fracaso del trabajo no dependería únicamente de nuestro esfuerzo (GEP-2), sino del compromiso de las tres partes: La Universidad, los Obreros y el Estado, en la medida que fueren capaces de transformar sus propias reglas tradicionales de actuación, haciendo hincapié en (…) no considerar al Autogobierno como ‘un profesional más’, contratado por el Infonavit”.[1]
La condición impuesta por el Infonavit, resultaba en un cierto contrasentido, al argumentar que no podían recibir un trabajo realizado gratuitamente, ni siquiera a título de donación que pudiese realizar la ENA-AUTOGOBIERNO a favor de los trabajadores. Esto obligó a constituir una figura legal, por parte de la escuela, que le permitiera adquirir personalidad jurídica; bajo estos términos, se formó la asociación civil denominada “Vivienda y Comunidad, A. C.” que, conformada por alumnos y profesores, pudiese celebrar los contratos necesarios con el organismo estatal. Los estatutos de la asociación, estipulaban la total y absoluta dedicación a la atención del problema de vivienda en México, así como dar un apoyo permanente a la ENA-AUTOGOBIERNO.
El quinto problema del orden político: Si bien ,desde nuestro punto de vista, nunca se pudo resolver del todo, en buena medida se subsanó al rendir siempre cuentas claras del uso y destino de los fondos obtenidos del Infonavit, por concepto del trabajo profesional realizado, tanto en gabinete, como en campo.
Parte de estos recursos, fueron empleados en el pago de “supervisores”,es decir, se consideró conveniente extender invitación abierta a la comunidad de la ENA-AUTOGOBIERNO, a fin de concretar el compromiso de supervisión, en la etapa de construcción con la participación de estudiantes de servicio social, actuando en tal calidad; para ello, se ofreció un pequeño número de “plazas” (cinco, aunque sólo se cubrieron tres), con honorarios y gastos de estancia en Cd. Sahagún, en tanto que otra parte de los recursos, obviamente, se destinó a sufragar los gastos del GEP-2/Supervisión que, conformado por 8 estudiantes, se trasladó a l lugar de la obra, en Cd. Sahagún, Hgo., a efectuar los trabajos de supervisión de la construcción de las 174 viviendas, que componían el Tema.
En lo tocante a la cuestión académica, el primer problema planteado fue determinar, en la medida de lo posible, los alcances, requerimientos e implicaciones del tema. La ENA-AUTOGOBIERNO atravesaba por un proceso político-pedagógico muy complicado y, en las fechas en que se dio inicio al trabajo de gabinete, el plan de estudios en vigor, si de suyo ya había quedado rebasado, con las exigencias de los temas reales y, en particular éste, demostró fehacientemente que la atomización del conocimiento en asignaturas dispersas y aisladas era un sinsentido absoluto.
Ante la falta de aprobación en ese momento, por parte de las autoridades de la UNAM, de la propuesta de un nuevo Plan de Estudios, congruente con las necesidades objetivas de nuestra formación personal y profesional, había que hacer un enorme esfuerzo de conciliación de tiempos, de los calendarios escolares, con la demanda real de aplicación concreta al problema planteado. El hecho de que el GEP-2 se concentrara en brindar una respuesta al planteamiento de los trabajadores, impidió desde el principio su sujeción a los tiempos académicos que, por añadidura, eran tan diferentes, como distintos eran los niveles escolares de sus miembros.
“… la respuesta a una demanda real, la cual no pudo estar sujeta nunca a los tiempos académicos demandados por el Autogobierno ni a los programas horizontales, los cuales no se pudieron adaptar a las oscilaciones y contratiempos de la realidad, originó un continuo y permanente divorcio entre el GEP-2 y la comunidad del Autogobierno” [2]
Muy frecuentemente, las exigencias de trabajo del tema, demandaron ritmos muy diferentes de los acostumbrados semestrales, llevándonos a adoptar formas más flexibles y que se fueron adecuando a las fluctuaciones del trabajo mismo; se llegó a dar el caso, al inicio del tema, que se trabajara ininterrumpidamente durante casi tres años, sin atender los recesos intersemestrales y tomando algunos días de descanso, de manera escalonada, los integrantes del grupo.
[1] Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[2] Ibíd.
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VII
El tiempo académico destinado al tema, como ya se apuntó en entrega anterior, rebasó al rígido esquema semestral del Plan de Estudios vigente (hasta 1976, en que se aprobó el nuevo):
“El Grupo Experimental Piloto No. 2, el cual tuvo que ir desprendiéndose del antiguo plan de estudios, en la medida que el tiempo inicial destinado al Tema fue el designado a la clase de “Proyectos” y resultó insuficiente. Posteriormente se le sumó el tiempo de todas aquellas materias que de forma aislada eran impartidas en la Escuela y que se consideró serían absorbidas por el Tema como, Urbanismo, Estructuras, Diseño Urbano, Instalaciones, Organización de Obras, etc. Finalmente, se determinó que la complejidad del tema rebasaba en muchos casos los alcances académicos vigentes por lo cual se le destinó todo el tiempo académico del alumno y aún más, de tal manera que el antiguo Plan de Estudios, objetivamente, se demostró que resultaba obsoleto para cumplir con los nuevos objetivos de enseñanza de la Arquitectura planteados por el Autogobierno”.[1]
Otro problema académico, surge en febrero de 1975, cuando el GEP-2 hace un llamado a los profesores de la ENA-AUTOGOBIERNO, particularmente a los docentes de las asignaturas en que aparecíamos inscritos los integrantes del grupo, buscando su participación en el tema y estructurar,p artiendo de la demanda de conocimientos relativos a sus asignaturas, tomando como base el propio desarrollo del tema. Así, los profesores de la asignatura “Instalaciones”, realizarían sus aportes al trabajo colectivo, en la realización de los proyectos de las instalaciones eléctrica, hidráulica o sanitaria, y en la cogeneración de mecanismos de evaluación de su asignatura, basados en el diseño de las instalaciones urbanas y de cada vivienda, debía desarrollarse. Igualmente, se llevaron a cabo los proyectos de alcantarillado de aguas negras y de aguas pluviales, (correspondientes más al área de la ingeniería urbana), con asesoría externa a la escuela.
Buscando mayores oportunidades de participación, (ampliando el proceso autogestivo de alumnos, y profesores), se realizó un “Concurso de vivienda obrera”, al interior de la ENA-AUTOGOBIERNO, a construirse en una zona reservada al efecto y con la doble finalidad de poner a prueba a la comunidad académica de la escuela, brindándole la oportunidad de definir su postura de diseño y expresarla en opciones viables y contrastar esta postura, con el diseño exigido por los trabajadores; estos requerimientos de los obreros, fueron tachados de expectativas “pequeñoburguesas”, (tener una cochera doble por vivienda individual, evitar muros compartidos entre viviendas, desinterés en aumentar la cantidad y calidad de las áreas de donación, como andadores peatonales o áreas jardinadas comunes y otras semejantes).
El concurso (promovido por el GEP-2), tuvo buena respuesta, fundamentalmente entre los estudiantes; los docentes, salvo valiosas excepciones, se mostraron indiferentes, tanto al concurso en lo particular, como al desarrollo del proyecto en sí. El tema, en general, les superó, no por falta de capacidad profesional sino, por la carencia de formas pedagógicas adecuadas y suficientes.
Finalmente, añadiremos que, la búsqueda de formas autogestivas para encarar nuestro proceso de aprendizaje, nos llevó a cuestionar conceptos como la ausencia de herramientas teóricas, para conducir un proceso conjunto de diseño, con el usuario:
“… la imposibilidad de lograr un diseño participativo nos sitúa (a pesar nuestro) en la posición tradicional de la arquitectura, en la que la toma de decisiones (a todos niveles) es prerrogativa del diseñador (y, por tanto, es unilateral) (…) es necesario definir claramente el contenido ideológico que implica el conjunto de áreas del conocimiento que integran el campo formativo del arquitecto, cuya indefinición, a la fecha, sólo ha traído como resultado una confusión de posiciones ideológicas un tanto nebulosas o poco claras, y que en muchas ocasiones cae precisamente en la posición reaccionaria de la “desideologización”, como una postura libre e independiente de la arquitectura”.[2]
“… creemos que debemos contribuir a ampliar las perspectivas de participación de la comunidad (con la que nos vinculemos) a dos niveles diferentes:
· Participación del futuro usuario en el diseño del objeto arquitectónico, y
· Participación políticamente activa de la comunidad dentro de las estructuras de poder”.[3]
La experiencia del manejo de temas reales, por parte de la escuela, dejó claro que había profundas diferencias entre los profesores, ya que, aún siendo “autogobiernistas” y coincidentes casi todos, en la visión política de conjunto de la ENA-AUTOGOBIERNO, la carencia de herramientas pedagógicas adecuadas a las nuevas circunstancias académicas; las exigencias de flexibilidad, pertinencia y compromiso político-pedagógico, impedían a muchos profesores imaginar, instrumentar y aplicar, conjuntamente con los alumnos, nuevas formas de trabajo académico.
“Un disparate en boca de un alumno, es una pregunta que no supo formular”.[4]
[1] Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[2] Macías Narro, Alfredo y Signoret Edward, Jorge. Tesis profesional “Complejo Delegacional Benito Juárez”. UNAM/ENA-AUTOGOBIERNO. Méx. Noviembre de 1978.
[3] Ibíd.
[4] Compañero Arq. Ricardo Harte White, profesor y coordinador del GEP-2.
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VIII
Siempre se procuró, atendiendo un principio genérico de los procesos autogestionarios, tomar decisiones consensuadas, evitando en la mayor medida posible, el “mayoriteo” de las votaciones; esto conllevó que, las asambleas de grupo, de taller y las plenarias, aunque maratónicas muchas veces, fuesen muy ricas en aportación de ideas y argumentos a debate. Esto mismo, se buscó aplicar por norma en las experiencias de vinculación popular.
A lo largo del proceso de desarrollo del tema, la coordinación interna del GEP-2, se caracterizó por apoyar las decisiones de los alumnos, someter a la aprobación del grupo entero sus hipótesis de trabajo, los criterios y mecanismos para la evaluación, tanto del proceso de diseño del tema, como del grado de maduración y el nivel de aprendizaje de cada alumno individual, mismos que, una vez discutidos, adecuados y aprobados por el grupo, se vigilara su materialización. Siempre prevaleció la visión académica y, en este sentido, nunca se hizo de lado el papel del alumno como “aprendiz de arquitectura”; la tónica era, por tanto, apoyar la transformación integral del GEP-2 en un grupo autogestivo, sin perder de vista los compromisos adquiridos con los trabajadores de Cd. Sahagún, con la coordinación General de la ENA-AUTOGOBIERNO y con el Infonavit.
Se debe puntualizar que, en la segunda etapa del tema, o sea, la fase de supervisión de construcción de las 174 viviendas, el nivel y la capacidad de autogestión del grupo base (8 compañeros, autores de la multicitada tesis profesional), maduró y aumentó y, de manera inversamente proporcional, los requerimientos de apoyo y asesoría, tanto en lo técnico-constructivo, como en lo político-pedagógico, obviamente disminuyeron, permitiendo al grupo acelerar la toma de decisiones y acrecentar notablemente su autonomía.
“Durante el desarrollo del Tema existió un marcado peso por parte de la Coordinación para encauzar la estrategia política a seguir para la relación con lo trabajadores y el Infonavit, claro está que esto no significaba que sólo en ella recaía la decisión y que los alumnos no tenían ninguna participación, sino que el proceso de sensibilización y politización es todavía más lento y no depende (directamente) del nivel de compromiso que cada uno de los miembros del Grupo tenían con el trabajo sino del interés y preocupación del individuo a comprender su propia problemática social, la cual, en la medida de que se incorpore al proceso educativo de enseñanza de la Arquitectura, obligadamente traerá como consecuencia un cambio mental y de actitud del desarrollo profesional”.[1]
De manera muy semejante, en los demás Talleres de la ENA-AUTOGOBIERNO, se procuraba que los profesores condujeran, junto con los alumnos, los procesos autogestivos que, basados en temas reales, implicaban una necesaria relación política con las organizaciones populares, gremiales, sindicales, de colonos e, inevitablemente en muchos casos, con las autoridades Tal, es, entre muchos otros ejemplos similares, el del Taller 5, que ha ubicado parte de sus tareas académicas en el municipio de Juchitán, estado de Oaxaca[2], (la coyuntura política había llevado como presidente municipal a un representante de la oposición). [3]
“El proyecto de Remodelación de Juchitán, fue evaluado en forma conjunta por los diseñadores y los vecinos”.[4]
Finalmente, diremos que la ENA-AUTOGOBIERNO procuró entender las demandas de clase, implícitas en el planteamiento de los requerimientos de la población, así como las limitaciones financieras y de viabilidad técnica, mediante el diálogo sostenido con las organizaciones sociales y las autoridades, en sus diferentes niveles u órdenes de gobierno. En concordancia con los buenos resultados obtenidos, en diferentes experiencias vinculatorias, basadas en temas reales, varios de estos proyectos han sido realizados, por alumnos y docentes, en el sitio mismo, reforzando así las ideas originales, expresadas en los Objetivos de la ENA-AUTOGOBIERNO.
“… el edificio es para la comunidad y por lo tanto lo concebimos como una casa del pueblo”.[5]
[1] Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[2] Este municipio, tiene relevancia nacional por estar inserto en un área que comprende el eje interoceánico Alfa–Omega, la refinería Salina Cruz, el ingenio azucarero “José López Portillo” y ahora, en especial, por su situación política y las luchas de su población en defensa del nivel de vida, de su vida autonómica y por la reconstrucción del tejido social que incluye, por supuesto, distintas demandas urbanísticas y rurales.
[3] En tal sentido, el Taller 5 desarrolló proyectos participativos con la Universidad de Chapingo, con la Cooperativa de Guerrero, o bien en Santo Domingo, San Miguel Teotongo, Tepito, Alcozuaca y Juchitán, para tareas para construir edificios escolares, reubicación de poblados, planificación regional, equipamientos urbanos, viviendas y planes parciales de desarrollo. También ha recibido varios premios por sus propuestas arquitectónicas, como son dos menciones de la Unión Internacional de Arquitectos en 1978 y 1980 por su diseño urbano para Temoac, Morelos, y por el Plan Parcial de Tepito, y en 1981 el primer premio CLEFA por el Plan Urbano del Área Central de Juchitán.
[4] Nota editorial del diario UnomásUno, p. 19, del 24 de julio de 1983.
[5] Macías Narro, Alfredo y Signoret Edward, Jorge. Tesis profesional “Complejo Delegacional Benito Juárez”. UNAM/ENA-AUTOGOBIERNO. Méx. Noviembre de 1978.
[…]
IX
Como se puede desprender de las entregas precedentes, es clara la omisión de la Autogestión, no solamente como herramienta de vinculación o medio de aprendizaje autodirigido, en todos y cada uno de los intentos reformistas del Estado, sino como un medio de transformación de la realidad, tanto en el plano individual-formativo, como en el plano social.
Esta dimensión, la que da la extensión de las tareas académicas hacia el beneficio de las clases desposeídas, es lo que resulta intolerable para las clases dominantes; en este sentido, un par de excepciones son, por una parte, la reforma educativa cardenista del año 1934, cuya orientación socialista ha sido desprestigiada, ridiculizada y totalmente tergiversada; por la otra, como hemos discurrido a lo largo de este trabajo, está la búsqueda de alternativas educativas, como las provenientes, de manera directa o indirecta, de los movimientos sociales recientes, entre los que destaca muy particularmente el movimiento estudiantil-popular de 1968.
El movimiento, puso al descubierto la fragilidad del sistema político mexicano, en cuyo monolitismo estribaba, paradójicamente, su vulnerabilidad.
“A finales de la década de los sesenta a la sociedad mexicana se le imponía una doble moral; se prohibía la edición de libros que “ofendieran” las concepciones trasnochadas de políticos, curas y maestros (al extremo de despedir a Arnaldo Orfila de la dirección del Fondo de Cultura Económica por haber editado el libro “Los hijos de Sánchez” del antropólogo Oscar Lewis). El mismo presidente Díaz Ordaz era un anticomunista recalcitrante que gobernaba con arbitrariedad e intolerancia”.[1]
El movimiento estudiantil encarna la lucha de lo nuevo y la renovación; la construcción de una nueva sociedad. La lucha trasciende los ámbitos escolares y gana la calle; el trabajo autogestionario se vuelca en pos de un cambio, que tiene que ver con los añejos problemas estructurales en la economía y la gran desigualdad social del régimen capitalista dependiente del México de los 60; la falta de libertad política, la existencia de una doble moral y la enorme hipocresía de una sociedad, que no crece por el paternalismo del propio Estado totalitario y recibiendo la continua agresión y hostilidad de parte del aparato represivo del régimen.
“La juventud de finales de los sesenta cargaba bajo sus hombros una enseñanza tradicional fuertemente influenciada por la iglesia a conveniencia del gobierno, para evitar movimientos como el que estaba por despertar. Los jóvenes, con las contradicciones de su entorno, comienzan a reflexionar y cuestionarse el rumbo no sólo de su sociedad sino de la política que se estaba desarrollando en el país. El descubrimiento y comercialización de la píldora anticonceptiva colocó por primera vez a las mujeres en la posibilidad de controlar su cuerpo, de hacer el amor con quien quisieran sin el temor de quedar embarazadas, constituyó una verdadera revolución en las relaciones sociales y en la moral de la época. El rock con representantes como Elvis, Janis Joplin, los Beatles, los Rolling Stones y los intérpretes nacionales se convierten en el himno y bandera de esta explosión contracultural”[2].
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230810.
III
En la Escuela Nacional de Arquitectura, desde 1966, un grupo de estudiantes había incorporado a tres profesores de la Facultad de Economía y a uno de Filosofía, para romper con el monopolio de los arquitectos-empresarios que enseñaban en la escuela. El Movimiento del 68 trajo, como una consecuencia inmediata, la línea de trabajo-estudio autogestiva, vinculada a las necesidades populares más urgentes, a diferencia de los ejercicios teóricos y caprichosos. Orgullosamente, nació la primera brigada constituida por trabajadores, profesores y estudiantes, con el apoyo relativamente exitoso del pueblo de Topilejo.
Así inició formalmente, el 11 de abril de 1972, un largo proceso de lucha académico-política, culmina ndo con la aprobación del Plan de Estudios de Autogobierno de la ENA-UNAM, cuya estructura manifestaba una novedosa manera de concebir el proceso de enseñanza aprendizaje de la arquitectura, aprobado por el Consejo Universitario en 1976.
“En el mes de abril de 1972 se define en la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad (Nacional) Autónoma de México, (ENA-UNAM) un movimiento académico, pedagógico y administrativo, que plantea la urgente necesidad de cambio en los planes de estudio, en los modelos de enseñanza-aprendizaje y en los organismos administrativos para adecuar la formación de los arquitectos a una realidad que hasta la fecha fue ignorada en la escuela. La enseñanza toma otro rumbo distinto, basado en los objetivos planteados por esta corriente renovadora llamada AUTOGOBIERNO…” [1]
Este plan de estudios, se orientaba al cumplimiento de los objetivos centrales del Autogobierno, puestos de manifiesto públicamente, encaminados a formar un nuevo profesional de la arquitectura, acorde con los acuciantes problemas sociales, particularmente, los de vivienda popular; asimismo, se buscaba democratizar la enseñanza y las formas de gobierno de la institución y aportar a la Universidad un modelo viable, para su transformación en una Universidad científica, redefiniendo su orientación político-social democrática, vinculada a las luchas populares.
Los SEIS OBJETIVOS, determinados democráticamente por la comunidad autogobiernista, fueron proclamados en asamblea plenaria el 11 de abril de 1972, siendo:
· TOTALIZACIÓN DE CONOCIMIENTOS.
El estudiante debe comprender las repercusiones sociales, económicas y políticas durante la adquisición de sus conocimientos y dentro de su práctica que desarrollen en la sociedad por transformarla.
· DIÁLOGO CRÍTICO.
El proceso educativo debe ser un constante diálogo en el cual se analice y se critique, y en donde el profesor y estudiante participen activamente y es así como el profesor dejará de ser un emisor y el alumno un simple receptor.
· CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD NACIONAL.
En la medida que el hombre conozca y comprenda la realidad nacional de su época, podrá interferirla y transformarla, no será un simple espectador, sino que será un ser activo, crítico y transformador.
· VINCULACIÓN AL PUEBLO.
Nuestros conocimientos deberán ser enfocados a la solución de necesidades de la población obrera, campesina, colonos y pueblo en general, en el camino de desarrollar la educación con y junto al pueblo.
· PRAXIS.
Es la capacidad de demostrar si nuestros conocimientos son correctos, mediante la asimilación crítica de los resultados objetivos de nuestra práctica social; luchamos porque la teoría, la podamos comprobar, además de enriquecerla con la práctica.
· AUTOGESTIÓN.
Que seamos seres capaces de gobernar nuestras propias vidas, de elegir nuestras tareas dentro de esta sociedad y que nuestros destinos no dependan de otros o de las circunstancias. La autogestión, es la forma viva y crítica del pensamiento militante y activo, es la conciencia de lo que significa estudiar, conocer y actuar dentro de una perspectiva de cambio de las estructuras sociales.
El Autogobierno de la ENA, fue un movimiento educativo intenso que, precisamente a través de sus propuestas académicas, políticas y administrativas, se convirtió en la respuesta universitaria a un obsoleto sistema educativo, que rápidamente trascendió las fronteras del área metropolitana y después las nacionales, convertiéndose en un parteaguas de la enseñanza-aprendizaje de la arquitectura, siendo modelo a seguir por otras escuelas de arquitectura, nacional e internacionalmente.
Su incursión en concursos internacionales de arquitectura, fue muy exitosa; la intensa y comprometida participación del sector académico, permitió la factura de interesantes publicaciones que, generalmente, adquirían importancia didáctica para el estudiante. Al romper con la vieja costumbre de subordinación en la relación profesor-alumno, se formaron generaciones de arquitectos críticos y propositivos, de la realidad de ese momento histórico; mediante la vinculación popular, se atendieron infinitas demandas urbano-arquitectónicas de la población más desprotegida, lo mismo en la Ciudad de México, que en el interior de la República.
“El estudiante autogobiernista se sentía comprometido con el sector de la sociedad para la que trabajaba con base en temas reales, y gustosamente acudía ya fuese a la colonia Héroes de Padierna[2] o a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a colaborar con la solución de problemas urbanos o arquitectónicos…”[3]
[1] Introducción a la Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[2] Colonia popular del sur de la Ciudad de México, con alto índice de marginalidad. (N. del A.)
[3] “La Escuela Nacional de Arquitectura a 30 años de autogobierno”. Óscar A. Santa Ana Dueñas/Egresado de la ENA/AUTOGOBIERNO. www.esmas.com/cultura/identidades/230931.html.
Fuente: http://es.shvoong.com/social-sciences/education/2045223-movimientos-democr%C3%A1ticos-en-la-unam/#ixzz2KuauHiOJ
[…]
IV
El Autogobierno fue una experiencia académico-política-administrativa que logró, por méritos propios y pese al constante e indiscriminado bloqueo por parte de las autoridades, demostrar que sí era posible la renovación y actualización de los esquemas didácticos universitarios, al contemplar una enseñanza aprendizaje totalizadora de los conocimientos, considerando la praxis y la autogestión, como elementos fundamentales de la misma.
De acuerdo con la visión política y la postura académica del Mtro. Alberto Híjar Serrano, la definición del Autogobierno, propiamente como tal, la dio la línea anarquista del joven profesor Germinal Pérez Plaja, cuando advirtió la insuficiencia de “tomar” la dirección de la escuela, porque de lo que se trataba era de tomar el poder. Revueltas, por su parte, llamaba a no confundir esto con el Autogobierno pero, en la práctica, “… la línea principal de reivindicar la PRAXIS como adopción de problemas reales para su solución urbana y arquitectónica, significa una educación como la soñada por Revueltas que exigió una especie de federación colegiada de talleres a la manera de cómo serían los poderes de un gobierno anarquista”.[1]
El Autogobierno resultó en una forma de autogestión, que alcanzó resonancia internacional, sobre todo por los premios concedidos por la Unión Internacional de Arquitectos. El llamado del Che Guevara, al clausurar el encuentro de la UIA (Unión Internacional de Arquitectos) en La Habana en 1964, arraigó en el Autogobierno el proceso de apropiación de las técnicas en beneficio de las necesidades populares; (De aquí nació la fraterna relación con Fernando Salinas y Roberto Segre, los dos grandes impulsores en Cuba de la visión de crear una arquitectura para el tercer mundo).
Se trataba, en esencia, de determinar una concepción educativa que abandonase las prácticas educativas y profesionales, de carácter retórico y academicista, para transformarse en una educación generadora de conciencia, en los alumnos y entre los docentes, que fuese renovadora, racional y dinámica en sí misma, dotada de un sentido de historicidad y con visión de futuro.
De acuerdo con lo anterior, se realizaron agudos pronunciamientos de orden académico-pedagógico, con gran significado político, por muchos otros destacados profesores de la ENA-AUTOGOBIERNO, por ejemplo:
“… tomar la realidad socio-económica como una cuestión objetiva con un carácter dinámico y que esto nos sirva como punto de partida para la objetivación de la enseñanza y para poder plantear programas teórico-prácticos, de cuyos resultados pueda obtenerse un egresado en condiciones óptimas de profesionalidad, capaz de desarrollar con vigor las funciones del arquitecto; del mismo modo se podría prever en aquél punto de partida los posibles cambios dentro de esa realidad, como resultado de la actuación de los sujetos egresados del mecanismo de enseñanza”.[2]
Al decir de Alberto Híjar Serrano:
“El poder de subsunción del capitalismo, la incapacidad para generar relevos en los mandos, la comodidad acrítica del posmodernismo, la privatización furtiva y abierta de la educación superior, obstaculiza la continuidad de la dialéctica práctica entre autonomía, autogestión y autogobierno. Pero no la invalida, sino todo lo contrario”.[3]
Encarar, por parte del estudiante, esta nueva visión autogestiva de su proceso de formación, como arquitecto y como persona, conciente, libre y crítica de su tiempo y de sus circunstancias le lleva, de entrada, a abandonar la calidad de receptor pasivo en el acto de la enseñanza-aprendizaje y adentrarse en la integración de un nuevo papel activo, apoderándose del campo de las decisiones que le corresponde; entre las primeras decisiones cruciales, estaba el apostar por la opción que se configuraba en el Autogobierno, pese a la represión y el hostigamiento de los profesores reaccionarios que, obviamente, no compartían el proceso puesto en marcha.[4]
La división entre esta visión política, educativa y administrativa y la postura educativa tradicional, se dio desde ese primer momento, para no abandonarlo jamás. La parte “oficial”, es decir, la representación de la dirección de la ENA, inició un tan lastimero, como inútil periplo extra-muros, que se prolongaría por meses.
Los que nos quedamos, empezamos la ardua tarea de buscar un real significado a nuestra formación profesional. Planteado el marco teórico en el que se aventura el entonces joven movimiento autogobiernista, se enfocaron los esfuerzos a la búsqueda de temas reales, que nos permitieran vincularnos con obreros, campesinos, colonos, barrios marginales y, en general, con las clases explotadas del país, de tal manera de comenzar a implantar esta nueva manera de abordar la enseñanza-aprendizaje de la arquitectura, en concordancia con los Seis Objetivos planteados.
En este tenor, hasta el mes de septiembre de 1973, las opciones encontradas de vinculación popular ofrecían al Autogobierno (salvo alguna excepción, como la extraordinaria integración lograda por los compañeros del Taller 2, con los colonos del barrio marginal, denominado “Campamento 2 de octubre”, en el perímetro de la delegación Iztacalco, D. F. y que fue definitorio del trazo urbano actual del mismo, hoy oficialmente llamada colonia Benito Juárez.) pocas posibilidades reales de concreción.
[1] "Hora de la Autogestión". Docto. del Taller de Construcción del Socialismo. Alberto Híjar S. Octubre/2008.
[2] González Lobo, Carlos: En “Integración de la Enseñanza a la Realidad”. Conferencia dictada en octubre de 1968; ENA-UNAM.
[3] Op. Cit.
[4] N. del A. (Yo mismo me encontraba en esa situación, como estudiante de primer ingreso en ese 1972).
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V
Los que nos quedamos, empezamos la ardua tarea de buscar un real significado a nuestra formación profesional. Planteado el marco teórico en el que se aventura el entonces joven movimiento autogobiernista, se enfocaron los esfuerzos a la búsqueda de temas reales, que nos permitieran vincularnos con obreros, campesinos, colonos, barrios marginales y, en general, con las clases explotadas del país, de tal manera de comenzar a implantar esta nueva manera de abordar la enseñanza-aprendizaje de la arquitectura, en concordancia con los Seis Objetivos planteados.
Una gran oportunidad, se presentó en octubre de ese año (1973), cuando se apersonaron en la ENA- AUTOGOBIERNO un grupo de obreros, provenientes del complejo industrial ubicado en Cd. Sahagún, Hgo., líderes sindicales de tres agrupaciones gremiales, (correspondientes a las empresas Diesel Nacional, S. A. <DINA>, Siderúrgica Nacional, S. A. <SIDENA> y Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril <CNCF>), planteando de manera directa, la necesidad de vivienda para los trabajadores agremiados, mediante la aplicación de fondos otorgados por el Instituto Nacional del Fondo de Vivienda para Trabajadores (INFONAVIT).
lo anterior, generó las siguientes interrogantes.
EN LO POLÍTICO:
· ¿Cómo establecer la vinculación con los trabajadores?
· ¿Cómo ganar la confianza de la base trabajadora?
· ¿Cómo se debe entender la participación de los trabajadores de base en el tema?
· ¿De qué índole fue la relación con el Infonavit?
· ¿Qué hacer con los honorarios pagados por el Infonavit, por el trabajo de diseño?
EN LO ACADÉMICO:
· ¿Cómo establecer la organización de la ENA-AUTOGOBIERNO?
· ¿Qué tiempo académico destinar al tema?
· ¿Cómo establecer el proceso autogestivo con la planta docente?
¿Cómo manejar la Autogestión, en la incipiente estructura de la ENA-AUTOGOBIERNO?
· ¿Cómo demostrar y validar el aprendizaje individual autogestivamente logrado?
Tales problemas, eran impredecibles, dada la carencia de experiencias semejantes. El paso del tiempo y la maduración del manejo del propio tema, por parte del GEP-2, fue demostrando que, algunos de los supuestos teóricos de partida, iban quedando rebasados por las exigencias de la realidad.
“Aprendemos comprometiéndonos con la realidad”
GEP-2 [1]
Responder a las interrogantes planteadas, exigió un esfuerzo extraordinario al grupo, para establecer las condiciones de vinculación y colaboración suficientes con la base trabajadora, al tiempo que conciliarlas con la finalidad de dar sustento a uno de los objetivos básicos de la ENA-AUTOGOBIERNO y era la vinculación con el pueblo. Este postulado presentó, (originariamente en este tema y posteriormente en los sucesivos, al recuperar y difundir entre la comunidad de la ENA-AUTOGOBIERNO las experiencias organizadas) de inicio, un problema político-ideológico importante y era que, durante largo tiempo, solamente hubo contacto con las cúpulas sindicales (las comisiones de vivienda de los tres gremios sindicales, aunque el oficialista sindicato de la CNCF se retiró de la agrupación).
Por otra parte, en la ENA-AUTOGOBIERNO, se enfrentaba el problema de dilucidar si era correcto entablar relación con el Infonavit, organismo gubernamental de la administración del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, cuestionado severamente por su responsabilidad en las masacres del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971. Este problema fue superado, por la constante comunicación, establecida democráticamente al interior de la escuela; al respecto, se hizo ver a las claras que, la relación vinculatoria, era con los obreros, no con el Infonavit.
“… se acordó, en pleno ejercicio democrático de los interesados, que durante el inicio de las negociaciones con el Infonavit, la escuela será el Asesor Técnico de los trabajadores y correspondería a ellos el determinar, llegado el caso, la conveniencia de nuestra participación (…) buscar la vinculación con ellos en la medida que nuestra colaboración y trabajo fuera útil para sus propios intereses; en este caso, las viviendas”.[2]
Este problema, fue resuelto por el GEP-2/Supervisión, marcando una nueva pauta en los procesos académicos, trasladándose a vivir a Cd. Sahagún y trabajar en la supervisión de la construcción física de las 140 viviendas; comenzó a lograr paulatinos pero significativos acercamientos directamente con la base trabajadora, (con la oposición de los politiqueros técnicos del Infonavit y de las nuevas cúpulas sindicales), al mostrar los avances de los trabajos en asambleas cada vez más concurridas y organizando visitas al sitio de la obra y, lo más importante, haciendo del conocimiento pleno de la base trabajadora que el interés político de la ENA-AUTOGOBIERNO estribaba, justamente, en la vinculación con la clase obrera, como tal:
“… en la medida que los propios trabajadores habían solicitado nuestra participación en el problema, se consideró que el único punto de unión con ellos sería la demostración objetiva de nuestra capacidad técnica, ya que el interés era de vincularnos con la clase obrera (…) Es cierto también, que la vinculación, como objetivo del Autogobierno representa implicaciones políticas e ideológicas, además de las académicas”.[3]
[1] Siglas por Grupo Experimental Piloto No. 2
[2] Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[3] Contreras Rodríguez Silvia y otros. Op.cit.
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VI
Los segundo y tercer problemas, (planteados en la entrega anterior), fueron superados mediante la comunicación dialógica con la base trabajadora, ganando su confianza y se logró poder intercambiar puntos de vista, de la línea política a seguir en la relación conjunta con el Infonavit, con lo que se pudo, igualmente, fortalecer la interdependencia con los trabajadores y estrechar los lazos de vinculación política, esperados desde el inicio de la experiencia.
La participación de la base trabajadora, consistió fundamentalmente en, por una parte, esforzarse en entender la problemática que encerraba la solución política, aparte de la técnica, a sus requerimientos de vivienda y, por la otra, como consecuencia del trabajo de acercamiento y sensibilización realizado por el GEP-2, muchas veces de manera informal, los trabajadores de base exigían con firmeza y claridad a sus comisionados de vivienda rendición de cuentas y entrega de resultados.
Con respecto del cuarto problema, es decir, la relación con el Infonavit, la ENA-AUTOGOBIERNO manifestó con toda claridad su postura:
“… el éxito o fracaso del trabajo no dependería únicamente de nuestro esfuerzo (GEP-2), sino del compromiso de las tres partes: La Universidad, los Obreros y el Estado, en la medida que fueren capaces de transformar sus propias reglas tradicionales de actuación, haciendo hincapié en (…) no considerar al Autogobierno como ‘un profesional más’, contratado por el Infonavit”.[1]
La condición impuesta por el Infonavit, resultaba en un cierto contrasentido, al argumentar que no podían recibir un trabajo realizado gratuitamente, ni siquiera a título de donación que pudiese realizar la ENA-AUTOGOBIERNO a favor de los trabajadores. Esto obligó a constituir una figura legal, por parte de la escuela, que le permitiera adquirir personalidad jurídica; bajo estos términos, se formó la asociación civil denominada “Vivienda y Comunidad, A. C.” que, conformada por alumnos y profesores, pudiese celebrar los contratos necesarios con el organismo estatal. Los estatutos de la asociación, estipulaban la total y absoluta dedicación a la atención del problema de vivienda en México, así como dar un apoyo permanente a la ENA-AUTOGOBIERNO.
El quinto problema del orden político: Si bien ,desde nuestro punto de vista, nunca se pudo resolver del todo, en buena medida se subsanó al rendir siempre cuentas claras del uso y destino de los fondos obtenidos del Infonavit, por concepto del trabajo profesional realizado, tanto en gabinete, como en campo.
Parte de estos recursos, fueron empleados en el pago de “supervisores”,es decir, se consideró conveniente extender invitación abierta a la comunidad de la ENA-AUTOGOBIERNO, a fin de concretar el compromiso de supervisión, en la etapa de construcción con la participación de estudiantes de servicio social, actuando en tal calidad; para ello, se ofreció un pequeño número de “plazas” (cinco, aunque sólo se cubrieron tres), con honorarios y gastos de estancia en Cd. Sahagún, en tanto que otra parte de los recursos, obviamente, se destinó a sufragar los gastos del GEP-2/Supervisión que, conformado por 8 estudiantes, se trasladó a l lugar de la obra, en Cd. Sahagún, Hgo., a efectuar los trabajos de supervisión de la construcción de las 174 viviendas, que componían el Tema.
En lo tocante a la cuestión académica, el primer problema planteado fue determinar, en la medida de lo posible, los alcances, requerimientos e implicaciones del tema. La ENA-AUTOGOBIERNO atravesaba por un proceso político-pedagógico muy complicado y, en las fechas en que se dio inicio al trabajo de gabinete, el plan de estudios en vigor, si de suyo ya había quedado rebasado, con las exigencias de los temas reales y, en particular éste, demostró fehacientemente que la atomización del conocimiento en asignaturas dispersas y aisladas era un sinsentido absoluto.
Ante la falta de aprobación en ese momento, por parte de las autoridades de la UNAM, de la propuesta de un nuevo Plan de Estudios, congruente con las necesidades objetivas de nuestra formación personal y profesional, había que hacer un enorme esfuerzo de conciliación de tiempos, de los calendarios escolares, con la demanda real de aplicación concreta al problema planteado. El hecho de que el GEP-2 se concentrara en brindar una respuesta al planteamiento de los trabajadores, impidió desde el principio su sujeción a los tiempos académicos que, por añadidura, eran tan diferentes, como distintos eran los niveles escolares de sus miembros.
“… la respuesta a una demanda real, la cual no pudo estar sujeta nunca a los tiempos académicos demandados por el Autogobierno ni a los programas horizontales, los cuales no se pudieron adaptar a las oscilaciones y contratiempos de la realidad, originó un continuo y permanente divorcio entre el GEP-2 y la comunidad del Autogobierno” [2]
Muy frecuentemente, las exigencias de trabajo del tema, demandaron ritmos muy diferentes de los acostumbrados semestrales, llevándonos a adoptar formas más flexibles y que se fueron adecuando a las fluctuaciones del trabajo mismo; se llegó a dar el caso, al inicio del tema, que se trabajara ininterrumpidamente durante casi tres años, sin atender los recesos intersemestrales y tomando algunos días de descanso, de manera escalonada, los integrantes del grupo.
[1] Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[2] Ibíd.
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VII
El tiempo académico destinado al tema, como ya se apuntó en entrega anterior, rebasó al rígido esquema semestral del Plan de Estudios vigente (hasta 1976, en que se aprobó el nuevo):
“El Grupo Experimental Piloto No. 2, el cual tuvo que ir desprendiéndose del antiguo plan de estudios, en la medida que el tiempo inicial destinado al Tema fue el designado a la clase de “Proyectos” y resultó insuficiente. Posteriormente se le sumó el tiempo de todas aquellas materias que de forma aislada eran impartidas en la Escuela y que se consideró serían absorbidas por el Tema como, Urbanismo, Estructuras, Diseño Urbano, Instalaciones, Organización de Obras, etc. Finalmente, se determinó que la complejidad del tema rebasaba en muchos casos los alcances académicos vigentes por lo cual se le destinó todo el tiempo académico del alumno y aún más, de tal manera que el antiguo Plan de Estudios, objetivamente, se demostró que resultaba obsoleto para cumplir con los nuevos objetivos de enseñanza de la Arquitectura planteados por el Autogobierno”.[1]
Otro problema académico, surge en febrero de 1975, cuando el GEP-2 hace un llamado a los profesores de la ENA-AUTOGOBIERNO, particularmente a los docentes de las asignaturas en que aparecíamos inscritos los integrantes del grupo, buscando su participación en el tema y estructurar,p artiendo de la demanda de conocimientos relativos a sus asignaturas, tomando como base el propio desarrollo del tema. Así, los profesores de la asignatura “Instalaciones”, realizarían sus aportes al trabajo colectivo, en la realización de los proyectos de las instalaciones eléctrica, hidráulica o sanitaria, y en la cogeneración de mecanismos de evaluación de su asignatura, basados en el diseño de las instalaciones urbanas y de cada vivienda, debía desarrollarse. Igualmente, se llevaron a cabo los proyectos de alcantarillado de aguas negras y de aguas pluviales, (correspondientes más al área de la ingeniería urbana), con asesoría externa a la escuela.
Buscando mayores oportunidades de participación, (ampliando el proceso autogestivo de alumnos, y profesores), se realizó un “Concurso de vivienda obrera”, al interior de la ENA-AUTOGOBIERNO, a construirse en una zona reservada al efecto y con la doble finalidad de poner a prueba a la comunidad académica de la escuela, brindándole la oportunidad de definir su postura de diseño y expresarla en opciones viables y contrastar esta postura, con el diseño exigido por los trabajadores; estos requerimientos de los obreros, fueron tachados de expectativas “pequeñoburguesas”, (tener una cochera doble por vivienda individual, evitar muros compartidos entre viviendas, desinterés en aumentar la cantidad y calidad de las áreas de donación, como andadores peatonales o áreas jardinadas comunes y otras semejantes).
El concurso (promovido por el GEP-2), tuvo buena respuesta, fundamentalmente entre los estudiantes; los docentes, salvo valiosas excepciones, se mostraron indiferentes, tanto al concurso en lo particular, como al desarrollo del proyecto en sí. El tema, en general, les superó, no por falta de capacidad profesional sino, por la carencia de formas pedagógicas adecuadas y suficientes.
Finalmente, añadiremos que, la búsqueda de formas autogestivas para encarar nuestro proceso de aprendizaje, nos llevó a cuestionar conceptos como la ausencia de herramientas teóricas, para conducir un proceso conjunto de diseño, con el usuario:
“… la imposibilidad de lograr un diseño participativo nos sitúa (a pesar nuestro) en la posición tradicional de la arquitectura, en la que la toma de decisiones (a todos niveles) es prerrogativa del diseñador (y, por tanto, es unilateral) (…) es necesario definir claramente el contenido ideológico que implica el conjunto de áreas del conocimiento que integran el campo formativo del arquitecto, cuya indefinición, a la fecha, sólo ha traído como resultado una confusión de posiciones ideológicas un tanto nebulosas o poco claras, y que en muchas ocasiones cae precisamente en la posición reaccionaria de la “desideologización”, como una postura libre e independiente de la arquitectura”.[2]
“… creemos que debemos contribuir a ampliar las perspectivas de participación de la comunidad (con la que nos vinculemos) a dos niveles diferentes:
· Participación del futuro usuario en el diseño del objeto arquitectónico, y
· Participación políticamente activa de la comunidad dentro de las estructuras de poder”.[3]
La experiencia del manejo de temas reales, por parte de la escuela, dejó claro que había profundas diferencias entre los profesores, ya que, aún siendo “autogobiernistas” y coincidentes casi todos, en la visión política de conjunto de la ENA-AUTOGOBIERNO, la carencia de herramientas pedagógicas adecuadas a las nuevas circunstancias académicas; las exigencias de flexibilidad, pertinencia y compromiso político-pedagógico, impedían a muchos profesores imaginar, instrumentar y aplicar, conjuntamente con los alumnos, nuevas formas de trabajo académico.
“Un disparate en boca de un alumno, es una pregunta que no supo formular”.[4]
[1] Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[2] Macías Narro, Alfredo y Signoret Edward, Jorge. Tesis profesional “Complejo Delegacional Benito Juárez”. UNAM/ENA-AUTOGOBIERNO. Méx. Noviembre de 1978.
[3] Ibíd.
[4] Compañero Arq. Ricardo Harte White, profesor y coordinador del GEP-2.
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VIII
Siempre se procuró, atendiendo un principio genérico de los procesos autogestionarios, tomar decisiones consensuadas, evitando en la mayor medida posible, el “mayoriteo” de las votaciones; esto conllevó que, las asambleas de grupo, de taller y las plenarias, aunque maratónicas muchas veces, fuesen muy ricas en aportación de ideas y argumentos a debate. Esto mismo, se buscó aplicar por norma en las experiencias de vinculación popular.
A lo largo del proceso de desarrollo del tema, la coordinación interna del GEP-2, se caracterizó por apoyar las decisiones de los alumnos, someter a la aprobación del grupo entero sus hipótesis de trabajo, los criterios y mecanismos para la evaluación, tanto del proceso de diseño del tema, como del grado de maduración y el nivel de aprendizaje de cada alumno individual, mismos que, una vez discutidos, adecuados y aprobados por el grupo, se vigilara su materialización. Siempre prevaleció la visión académica y, en este sentido, nunca se hizo de lado el papel del alumno como “aprendiz de arquitectura”; la tónica era, por tanto, apoyar la transformación integral del GEP-2 en un grupo autogestivo, sin perder de vista los compromisos adquiridos con los trabajadores de Cd. Sahagún, con la coordinación General de la ENA-AUTOGOBIERNO y con el Infonavit.
Se debe puntualizar que, en la segunda etapa del tema, o sea, la fase de supervisión de construcción de las 174 viviendas, el nivel y la capacidad de autogestión del grupo base (8 compañeros, autores de la multicitada tesis profesional), maduró y aumentó y, de manera inversamente proporcional, los requerimientos de apoyo y asesoría, tanto en lo técnico-constructivo, como en lo político-pedagógico, obviamente disminuyeron, permitiendo al grupo acelerar la toma de decisiones y acrecentar notablemente su autonomía.
“Durante el desarrollo del Tema existió un marcado peso por parte de la Coordinación para encauzar la estrategia política a seguir para la relación con lo trabajadores y el Infonavit, claro está que esto no significaba que sólo en ella recaía la decisión y que los alumnos no tenían ninguna participación, sino que el proceso de sensibilización y politización es todavía más lento y no depende (directamente) del nivel de compromiso que cada uno de los miembros del Grupo tenían con el trabajo sino del interés y preocupación del individuo a comprender su propia problemática social, la cual, en la medida de que se incorpore al proceso educativo de enseñanza de la Arquitectura, obligadamente traerá como consecuencia un cambio mental y de actitud del desarrollo profesional”.[1]
De manera muy semejante, en los demás Talleres de la ENA-AUTOGOBIERNO, se procuraba que los profesores condujeran, junto con los alumnos, los procesos autogestivos que, basados en temas reales, implicaban una necesaria relación política con las organizaciones populares, gremiales, sindicales, de colonos e, inevitablemente en muchos casos, con las autoridades Tal, es, entre muchos otros ejemplos similares, el del Taller 5, que ha ubicado parte de sus tareas académicas en el municipio de Juchitán, estado de Oaxaca[2], (la coyuntura política había llevado como presidente municipal a un representante de la oposición). [3]
“El proyecto de Remodelación de Juchitán, fue evaluado en forma conjunta por los diseñadores y los vecinos”.[4]
Finalmente, diremos que la ENA-AUTOGOBIERNO procuró entender las demandas de clase, implícitas en el planteamiento de los requerimientos de la población, así como las limitaciones financieras y de viabilidad técnica, mediante el diálogo sostenido con las organizaciones sociales y las autoridades, en sus diferentes niveles u órdenes de gobierno. En concordancia con los buenos resultados obtenidos, en diferentes experiencias vinculatorias, basadas en temas reales, varios de estos proyectos han sido realizados, por alumnos y docentes, en el sitio mismo, reforzando así las ideas originales, expresadas en los Objetivos de la ENA-AUTOGOBIERNO.
“… el edificio es para la comunidad y por lo tanto lo concebimos como una casa del pueblo”.[5]
[1] Tesis Profesional colectiva: “Experiencia académica de la ENA-AUTOGOBIERNO en base a un tema real de vivienda obrera en Cd. Sahagún, Hgo.” Contreras Rodríguez Silvia, Iturbe Bonilla Ma. Elsa, Pozo Pereyra Víctor Manuel del, Rodríguez Becerra Efraín, Silva Hidalgo Roberto, Vargas Pino Juan Gerardo y Vázquez Días Gerardo. Méx. 1977.
[2] Este municipio, tiene relevancia nacional por estar inserto en un área que comprende el eje interoceánico Alfa–Omega, la refinería Salina Cruz, el ingenio azucarero “José López Portillo” y ahora, en especial, por su situación política y las luchas de su población en defensa del nivel de vida, de su vida autonómica y por la reconstrucción del tejido social que incluye, por supuesto, distintas demandas urbanísticas y rurales.
[3] En tal sentido, el Taller 5 desarrolló proyectos participativos con la Universidad de Chapingo, con la Cooperativa de Guerrero, o bien en Santo Domingo, San Miguel Teotongo, Tepito, Alcozuaca y Juchitán, para tareas para construir edificios escolares, reubicación de poblados, planificación regional, equipamientos urbanos, viviendas y planes parciales de desarrollo. También ha recibido varios premios por sus propuestas arquitectónicas, como son dos menciones de la Unión Internacional de Arquitectos en 1978 y 1980 por su diseño urbano para Temoac, Morelos, y por el Plan Parcial de Tepito, y en 1981 el primer premio CLEFA por el Plan Urbano del Área Central de Juchitán.
[4] Nota editorial del diario UnomásUno, p. 19, del 24 de julio de 1983.
[5] Macías Narro, Alfredo y Signoret Edward, Jorge. Tesis profesional “Complejo Delegacional Benito Juárez”. UNAM/ENA-AUTOGOBIERNO. Méx. Noviembre de 1978.
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IX
Como se puede desprender de las entregas precedentes, es clara la omisión de la Autogestión, no solamente como herramienta de vinculación o medio de aprendizaje autodirigido, en todos y cada uno de los intentos reformistas del Estado, sino como un medio de transformación de la realidad, tanto en el plano individual-formativo, como en el plano social.
Esta dimensión, la que da la extensión de las tareas académicas hacia el beneficio de las clases desposeídas, es lo que resulta intolerable para las clases dominantes; en este sentido, un par de excepciones son, por una parte, la reforma educativa cardenista del año 1934, cuya orientación socialista ha sido desprestigiada, ridiculizada y totalmente tergiversada; por la otra, como hemos discurrido a lo largo de este trabajo, está la búsqueda de alternativas educativas, como las provenientes, de manera directa o indirecta, de los movimientos sociales recientes, entre los que destaca muy particularmente el movimiento estudiantil-popular de 1968.
El movimiento, puso al descubierto la fragilidad del sistema político mexicano, en cuyo monolitismo estribaba, paradójicamente, su vulnerabilidad.
“A finales de la década de los sesenta a la sociedad mexicana se le imponía una doble moral; se prohibía la edición de libros que “ofendieran” las concepciones trasnochadas de políticos, curas y maestros (al extremo de despedir a Arnaldo Orfila de la dirección del Fondo de Cultura Económica por haber editado el libro “Los hijos de Sánchez” del antropólogo Oscar Lewis). El mismo presidente Díaz Ordaz era un anticomunista recalcitrante que gobernaba con arbitrariedad e intolerancia”.[1]
El movimiento estudiantil encarna la lucha de lo nuevo y la renovación; la construcción de una nueva sociedad. La lucha trasciende los ámbitos escolares y gana la calle; el trabajo autogestionario se vuelca en pos de un cambio, que tiene que ver con los añejos problemas estructurales en la economía y la gran desigualdad social del régimen capitalista dependiente del México de los 60; la falta de libertad política, la existencia de una doble moral y la enorme hipocresía de una sociedad, que no crece por el paternalismo del propio Estado totalitario y recibiendo la continua agresión y hostilidad de parte del aparato represivo del régimen.
“La juventud de finales de los sesenta cargaba bajo sus hombros una enseñanza tradicional fuertemente influenciada por la iglesia a conveniencia del gobierno, para evitar movimientos como el que estaba por despertar. Los jóvenes, con las contradicciones de su entorno, comienzan a reflexionar y cuestionarse el rumbo no sólo de su sociedad sino de la política que se estaba desarrollando en el país. El descubrimiento y comercialización de la píldora anticonceptiva colocó por primera vez a las mujeres en la posibilidad de controlar su cuerpo, de hacer el amor con quien quisieran sin el temor de quedar embarazadas, constituyó una verdadera revolución en las relaciones sociales y en la moral de la época. El rock con representantes como Elvis, Janis Joplin, los Beatles, los Rolling Stones y los intérpretes nacionales se convierten en el himno y bandera de esta explosión contracultural”[2].
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